¡Buen día!
¿Cómo están? Por acá hoy empezamos, tal como les adelanté, con una serie de posts sobre cómo organizar mejor nuestro espacio de trabajo. Es algo que varias de ustedes sugirieron cuando les consulté en
esta entrada. Personalmente es un tema que me interesa mucho (lo cual no significa que mi lugar de trabajo esté inmaculadamente ordenado, al contrario!) pero aparte del "caos creativo" que siempre me acompaña, trato de buscarle la vuelta para que todo funcione mejor.
Hoy empezamos con un tema en el que todas tenemos algo para decir: los trabajos en progreso. Todas tenemos al menos dos o tres trabajos empezados al mismo tiempo, cuando no diez, quince o más. No conozco a nadie que cosa, teja, borde o pinte y tenga todos sus trabajos terminados. ¡La que esté libre de inconclusos que arroje la primera piedra! :)
Así que hoy les propongo que trabajemos sobre este tema. Algunas podrán resolverlo rápidamente, a otras les llevará más tiempo buscarlos, clasificarlos y ordenarlos. El próximo post de esta serie va a ser en una semana, así que tienen varios días para trabajar sobre esto. ¡Empecemos!
El primer paso para lograr esta parte de la misión es buscar y rebuscar por toda la casa/taller/altillo/garage/dondesea y recuperar cuanto trabajo en progreso tengamos. No importa el estado, si tejimos sólo el elástico del saco o es un quilt al que sólo le falta el binding, el tema acá es juntar todos los trabajos empezados. Esto les puede llevar una tarde o varios días, según la cantidad de trabajos que tengan.
Al mismo tiempo hay que buscar dónde almacenar prolijamente los que nos vamos a quedar. Podrían ser cajas, bolsas grandes, cajones de un mueble, todo depende del espacio que cada una tenga disponible y, de nuevo, de la cantidad de trabajos.
Una vez que ya ubicamos los trabajos y sabemos dónde los vamos a guardar, viene la parte divertida: revisar bolsa por bolsa!! Acá pueden pasar varias cosas: se van a sorprender con cosas que ni recordaban haber empezado, van a rememorar situaciones, lugares o personas al ver un bordado que empezaron en unas vacaciones, por ejemplo, o un tejido que hacían mientras acompañaban a algún enfermo. Cada trabajo tiene sus características, nadie empieza algo que ya sabe que no le gusta, pero sí a veces pasa que con los años vamos cambiando de gustos, y créanme que con más de uno van a pensar ¿cuándo y por qué empecé este adefesio???? La respuesta no importa, ahora vamos a ver qué hacer con ellos.
Una vez que pasó la sorpresa (o la indignación, según el caso) es momento de hacernos algunas preguntas con respecto a cada uno de los trabajos. Aclaro: las respuestas deben ser sinceras, si no todo el trabajo y tiempo invertidos en la misión no darían resultado y terminaríamos igual que al principio.
En este punto les recomiendo que se lleven el termo y el mate, con cafecito, un té, agua fresca, lo que les parezca, porque van a estar un rato largo ahí y no es bueno distraerse cada 5 minutos (si los chicos se fueron con el papá a la plaza o están merendando en lo de la abuela, aprovechen ahora para hacer esto!!!)
Mate y trabajo empezado en mano, es hora de preguntarnos (y contestarnos sinceramente)
¿Por qué no terminé aún este proyecto?
Las respuestas pueden ser muchas, vean si las encuentran en esta lista:
- Me quedé sin material (¿lo podría volver a conseguir?)
- Me aburrí.
- Empecé otro trabajo que me interesó más (esta suele ser la respuesta más usada)
- Me atasqué en alguna parte que no entiendo o no sé cómo seguir.
- La persona para la que lo estaba haciendo ya creció y no va a poder usar esto (pasa mucho con los trabajos para chicos)
- Ya no me gusta el proyecto.
- Era un regalo para Navidad/cumpleaños/DíaDeLaMadre/Padre/Niño, no lo terminé a tiempo y nunca más lo toqué.
- Está todo tejido/cosido/bordado/pintado y le faltan sólo las terminaciones.
Yo sé que al principio les puede parecer abrumadora la tarea, pero van a ver que después de 3 o 4 trabajos ustedes solitas van a intuir las respuestas, sin tanta pregunta.
Ahora bien, según la o las respuestas que hayan seleccionado de la lista, es el turno de hacer varias pilas o grupos con los trabajos.
Lo primero que vamos a decidir es si los conservamos para terminarlos, o nos deshacemos de ellos. Deshacerse no significa tirar a la basura, nooooo! Eso nunca lo recomendaría, a menos que sea un trabajo que se arruinó, por ejemplo con humedad o se decoloró por el paso del tiempo. En ese caso habría que ver si parte del material se puede recuperar, y qué se puede hacer con eso.
Veamos ejemplos con algunos trabajos míos, que ya estuve haciendo este ejercicio:
Estos yo-yos iban a formar una cortina para la cocina del taller. Los empecé hace 3 años, tengo más que en la foto pero ni cerca de los 400 que necesito, y ya no me interesa hacer esa cortina. Voy a buscar otro proyecto donde pueda usar los que ya hice.
Éste es un camino de mesa, el rectángulo que se ve arriba a la izquierda en la foto. Me encanta, lo quiero seguir pero no me decido por una tela para el fondo.
Manta para mi sobrino. No la seguí porque el año pasado no la necesitaba, pero ahora tengo que agregarle bloques para que quede tamaño cuna. Debería terminarla antes del invierno.
Bordado de la Virgen y el Niño. Es para mi mamá, me gustaría terminarlo pero me aburre infinitamente. Lo agarro una vez o dos al año, no quiero deshacerme de él pero no sé tampoco cuándo lo terminaría.
Otro bordado, lo empecé en un SAL pero perdí los patrones de las letras que faltan. Si alguien lo sabe seguir, avise y se lo regalo!
Bloque paper piecing, lo empecé un feriado con mi tía Eva, ella ya lo terminó y yo aún no busqué un retazo más de tela blanca para seguir el mío. Lo voy a terminar, porque me gusta y por orgullo, jajaja!
Si decidimos descartar trabajos, porque ya no nos gustan, nos aburrimos, no sabemos cómo seguirlos (y la verdad, si hace 5 años me estanqué con algo y nunca le busqué la solución, es porque mucho no lo necesito o no me interesa) entonces ahí buscamos a quién dárselo (una amiga que tenga ganas de concluirlo y quedárselo, una organización de caridad donde trabajen personas que lo puedan terminar) No vale la pena seguir guardando trabajos que durante años no les interesaron, a menos que tengan un alto valor sentimental para ustedes, o que al verlos ahora les hayan llamado mucho la atención y realmente se comprometan a terminarlos.
Acá les dejo algunos ejemplos de protectos que voy a descartar:
Es un chal, lo tejí antes de que naciera Maite. Nunca lo usé porque no quedó bien la parte del borde, donde cerré los puntos, y por el material es muy difícil de destejer.
Parte de una cartera, la tejí para algún desafío y ahí quedó. No me gustan las cosas tan colorinches, no la usaría ni obligada!
Musculosa de hilo de seda. Me dio un laburo enooooorme hacerla, hace como 9 o 10 años. La usé una sola vez, me tiraron a la pileta con ella puesta y cuando salí, con el peso del agua y por el punto que había usado, se estiró y quedó un vestido! Le acorté la delantera, nunca más la toqué, y ahora ya no me entra.
Parte de un saco que empecé hace unos 8 años, lo tuve que destejer todo y empezar de vuelta, me cansé y lo dejé. Ya no me interesa el color y tampoco me entraría, con lo cual tendría que empezarlo por tercera vez, y no quiero! Lo voy a destejer para recuperar el material y hacerle algo a Maite, para ella sí me gusta :)
¿Llegaron hasta acá? Vamos que ya terminamos, queda la parte más linda!!
Una vez que ya tenemos sólo los trabajos que nos siguen gustando, que sabemos cómo terminarlos, tenemos todos los materiales necesarios y sólo es cuestión de un empujoncito para que estén listos, con estos vamos a hacer dos subgrupos. Por un lado los que les faltan las terminaciones, y por otro los que nos van a llevar un poco más de trabajo. Atacamos primero los que les faltan sólo detalles, como alguna costura, los botones, un dobladillo, una capa de barniz. Estos proyectos son altamente gratificantes, porque con dedicarles media hora o un poquito más, tenemos algo terminado y eso nos motiva a seguir. Por eso recomiendo hacerlos primero, para estimularnos a ir por el resto.
Ponemos cada trabajo restante en una bolsa y pegamos afuera un papelito que diga qué es y qué le falta para terminarlo (de esa forma, cuando tengamos ganas de seguir con uno, seleccionamos una bolsa según lo que haya que hacer y el tiempo que tengamos disponible) Todas las bolsas van ordenadas a las cajas/cajones/mueble donde hayamos decidido guardarlas, y tarea concluida!!
FELICITACIONES!!! Una vez que llegamos a este punto nos merecemos una recompensa generosa, lo que cada una quiera, que nos genere satisfacción por el trabajo concluído. Para mí funciona un chocolate, o una merienda en un lindo lugar :)
¿Leyeron hasta el final de esta bola inmensa de palabras? Graciassss! Traté de hacerlo simple para que se entendiera sin muchas vueltas, pero explicado lo suficiente para que no se generen dudas. De todas maneras, cualquier consulta que me quieran hacer pueden dejarla acá en un comentario, o en
Facebook, y yo les voy respondiendo. Si son muchas las consultas voy a hacer otro post con las respuestas, que seguro les van a servir a todas.
Me gustaría conocer sus progresos con este tema, que me muestren fotos, una entrada en su blog, me etiqueten en Facebook, lo que gusten! Este tipo de post, con tanta información, llevan muuuuuucho tiempo, y saber que pude ayudarlas es mi mejor recompensa :)
¿Van a buscar trabajos olvidados? ¿Me cuentan con qué se sorprendieron?
Seguro surgen muchas lindas anécdotas :)
¡Lindo miércoles para todas!